1- Te definís como lesbiana, feminista, activista y periodista ¿Qué influencia tiene esto en tu escritura? ¿El yo poético siempre se construye a partir de esta marca identitaria?
Mi llegada al feminismo se dio de la mano de dos poetas lesbianas, Adrienne Rich y Diana Bellessi, a mediados de la década del 80. Sus poemas, sus búsquedas poéticas, en particular la realizada por Diana en su libro de poemas Eroica (1988) y en su antología de poetas norteamericanas (a las que tradujo) me abrieron una puerta para salir a jugar con la posible voz propia, para poder escribir desde mi deseo, desde mi visión del mundo. Yo me visibilizo como poeta lesbiana. En muchos de mis poemas se puede rastrear un yo poético que habla desde ese lugar. Desde mi escritura, digamos, periodísitica, bloguera, y por medio del activismo apuesto y trabajo por la visibilidad y por poder ser quien se es en libertad, intentando desmantelar el heteropatriarcado. Pero volviendo a la poesía, diría que esa marca identitaria no es lo único que sustenta mis búsquedas poéticas.
2- ¿Qué lugar ocupa la soledad en tu proceso de escritura? ¿Qué lugar la actividad colectiva?
La soledad es donde soy. Es ese espacio donde me re-armo para crear, para pensarme, para curarme del contacto con la mierda que muchas veces es la realidad que nos rodea: lesbicidios, femicidos, travesticidios, masacres, asesinatos de defensoras de derechos humanos, la coyuntura política. Pero desde esa soledad pienso y me veo en lo colectivo, en lo político. Participo en marchas, apoyo acciones, y desde mi laburo de comunicación en una organización feminista sigo al tanto de lo que pasa en el mundo. Mis actividades colectivas pasan más por lo artístico, por lo poético, que para mí es político. Participar en lo colectivo me permite formar parte de redes amorosas, solidarias, cómplices que son las que me/nos nuestren en la diaria.
En mi soledad me prepara el espacio para leer, para escribir. Mates, sahumerios, libros por alrededor, casi como un pase rabdomántico de lecturas. Disfruto mucho cuando puedo conectarme en ese momento con el lado creativo, más íntimo.
3- ¿Cual es el límite que tiene la literatura- si crees que lo tiene- a la hora de militar políticamente? o si preferís ¿La poesía es un mero artefacto que vehiculiza la ideología o hay algo más?
Si hay algo que va a limitar mi escritura, mi arte, entonces no es mi revolución.
4- ¿A partir de qué materia prima se desencadena principalmente tu escritura? ¿Una imagen, una canción, un pensamiento?
Usualmente es leyendo a otrxs poetas, o leyendo ensayos, esto suele movilizarme mucho. No la teoría dura, pero reflexiones de otrxs poetas, o críticos como Barthes que tienen ese lado casi lírico en su estilo. También se puede dar escuchando canciones, y eso se ve claramente en el libro que está por salir, «La tierra de los mil caballos».
5- ¿Escribir es trabajar? ¿Es válido reconocerse como sujeto de trabajo?
Escribir es trabajar, sin duda alguna. No es que nos sentamos a la sombra de un sicomoro a esperar que venga la musa. Son horas, días, noches de leer, de búsquedas materiales de libros, de ver cómo comprarlos, de dónde sacarlos, de intercambios con otras personas. Cuando empecé a coordinar talleres fue porque sentí: me muero por compartir lo que sé. Obvio que por aquel momento era muy pichonx, pero mi pasión, mi deseo me llevó a abrir las puertas de mi casa y comenzar con talleres de lecturas. Es totalmente válido, y hasta diría necesario, considerarse sujetx de trabajo.
6- En tu poemario Queerland el yo poético se construye a través de nombrarse, y nombrar su deseo como resto, marginal, fuera de la ley: ¿Qué lugar ocupa la escritura poética a la hora de construir nuestra identidad y nuestro deseo?
Queerland tiene, al menos, dos momentos. Y ellos difieren en años de escritura. La segunda parte, Literatura argentina, fue escrita durante los noventa, y son poemas que refieren a parte de mi infancia y mi adolescencia durante la última dictadura militar. La primera parte, homónima, es más reciente, escrita en entre 2003 y 2006, más o menos, y tiene que ver con cierta revisión que hice de mi feminismo, revisión basada en la lectura de la autora y pensadora francesa Monique Wittig.
En este libro es donde la identidad del yo poético es esquiva, fluida, sobre todo en esa primera parte. Para mí fue todo un desafío, pero sentía que no quería quedarme en un lugar fijo estancado, que no reflejara mi transmutación, mis cambios. Siento que lo logré de alguna manera.
7-Te llaman porque empezó la revolución y hoy mismo se derroca al patriarcado ¿Qué poeta llevás como emblema de la lucha y porque?
Ojalá recibiera esa llamada un día de estos, pero me parece que tendremos que esperar un tiempo largo. Pero de suceder llevaría llevaría poemas de autoras negras como Audre Lorde y June Jordan; del norte llevaría a Adrienne Rich, Margaret Atwood. De acá llevaría poemas de Macky Corbalán, Diana Bellessi, Mirta Rosenberg, María del Carmen Colombo, Susana Thénon, Alfonsina Storni.
De ellas aprendí que el nombrar, el hacer visible, desplegar el deseo, y escribir desde donde se está, con lo que se puede y con lo que se es, es decir, ser auténticx en la época en que se vive, es lo que hace pulsar nuestra poesía, y le da un poder en particular: levantar la voz, esa pequeña voz, como decía Diana, pero que se amplica en otras y otras, y produce las pequeñas pero necesarias revoluciones.
8- En tu próximo poemario La tierra de los mil caballos, el yo poético indaga y se afirma a partir de sus propias fisuras o de lo “tóxico de la libertad” como decís en un poema ¿Podés contarnos la experiencia de escritura de este libro?
Desde 1990 vengo zambullendome en la música y la escritura de Patti Smith. La tierra de los mil caballos se fue dibujando a partir de la lectura de Just kids, su libro de memorias, y de la re-escucha atenta de su disco Horses. Hace cuatro años atrás dicté un curso sobre su poética, y eso me llevó a laburar ese album tambien como un texto. Fue entonces cuando algunos poemas surgieron como diálogo con ella y esa puerta, esa reflexión fue derivando hacia lo que yo llamo “grieta interna” con la que convivo, y desde la cual, las pérdidas, el dolor, la esperanza surgen mixturados en estos textos.
9- ¿Hay que salir a patear el tablero y romper con los canones literarios o es válido lograr una escritura contundente y sincera tomando los recursos “hegemónicos” que ofrece la época?
Creo que hay que escribir con lo que se tiene y con lo que se puede, y siempre estar alerta y cuestionar los cánones literarios: ¿quién dice que tal o cual libro está dentro del canon o afuera? Hay que tenerse confianza, y dejar que la voz vaya surgiendo. A veces, viene muy bien patear el tablero, para ver las fichas de qué juego estaban jugando. Y creo que todos los recursos sirven si te ayudan a decir lo que querés decir, en ese momento. Para mí habría como un carpe diem de los recursos poéticos. Cada unx debe encontrar el/ los recursos que le sirvan aquí y ahora, y saber que quizá para el futuro, aquellos podrían cambiar. Me parece que lo más importante es la búsqueda, y practicar una escucha atenta con nuestra voz, y saber de sus necesidades, que a veces, no nos son tan claras.
10- ¿Con que poeta te irías de viaje, y que tipo de viaje sería?
El viaje sería con Ivana Romero para recorrer la Ruta 66 en Estados Unidos, y también recorrer New York y New Jersey. Viaje bien Bruce Springteen y Patti Smith.
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* Entrevista realizada por Luciana Reif, Noviembre del 2016
Originalmente publicada en:
https://sites.google.com/site/10preguntaspara1poeta/gabby-de-cicco